7 de febrero de 2011

La radio se monta en el tren del “progreso”


Falta de producción, improvisación y carencia técnica empantanan la radio dominicana


Por Evelyn Díaz

Santo Domingo. La producción radial dominicana marcha como el país: a la deriva. Falta de producción, improvisación y deficiente capacitación técnica son apenas algunos de los desafíos pendientes.

A pesar de que el uso de las ondas hertzianas en la República Dominicana ya alcanza ocho décadas y media de historia, los propietarios de estaciones radiales han sido incapaces de exigir a sus productores asociados una planificación mínima del contenido de sus espacios. De ahí que la radio dominicana se caracterice por tener un estilo de producción poco depurado y preparado.

Los estudiantes de “Gestión y producción de radio”, materia que se imparte en el tercer año curricular de la carrera de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, realizaron un levantamiento sobre la situación actual de la radio dominicana. El sondeo arrojó que la carencia de producción, la escasez de personal capacitado y la improvisación son los principales desafíos que, en sus casi 85 años de historia, aún perduran.

Para llevar a cabo dicha asignación, el grupo, integrado por 16 estudiantes, tuvo que entrevistar a los productores de los principales programas radiales de Santo Domingo.

La falta de producción afloró entre los consultados como la principal tarea pendiente. A pesar de que la mayoría de los programas tienen un guión preestablecido, con invitados y segmentos fijos, las entrevistas y los comentarios se elaboran en el momento. Difícilmente se escucha un reportaje radial, como los que se escuchan en estaciones internacionales que se transmiten en el país. A pesar de ello, los productores entrevistados coincidieron en que sí existen producciones depuradas, pero éstas no son la norma.

Ante la pregunta: ¿por qué? La respuesta unánime fue el escaso recurso humano con formación en el área. De ahí la improvisación, la carencia de un guión, la ausencia de trabajos de campo y , sobre todo, la recurrente práctica de refugiarse en la internet para llenar espacios.

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